top of page

Probando el Panda en Calnegre

 

Este finde por fin hemos terminado el coche. Bueno, en realidad faltan algunos detalles, poquita cosa.

Así que nos fuimos a probarlo el domingo por la mañana a las playas de Lorca. Vaya sitios chulos que nos buscamos ¿verdad?

 

El caso es que es un recorrido variado y exigente, perfecto para probar el coche “definitivo”.

Primero asfalto, zigzagueando por el campo de Lorca en una mañana desierta de domingo, luego unos kilómetros de curvas y pendientes subiendo hacia Campo Lopez, dejando atrás el cruce y siguiendo hacia Morata, bajando por ese tramo más rápido hasta Calnegre. Pero sin correr mucho, que los almendros han empezado a florecer y no disfrutar de este solazo sería un delito.

 

El coche, perfecto. El motor suena muy sano y se mueve sin titubeos a cualquier velocidad. Las nuevas ruedas de tacos, pensadas sobre todo para circular fuera de carretera se comportan en asfalto mejor de lo previsto; esperábamos más deriva en las curvas, por la deformación de los tacos, pero nada, van muy bien. Y luego el coche frena…como un coche actual! Es lo que más me sorprendió. En otras cosas se nota que es un coche con tecnología de hace 30 años, pero frenar frena tan bien. Y esto es importante ¿no?. Gran trabajo de Marcos en Taller Ibarra y Gómez.

 

Llegamos al pueblo de Calnegre, giramos a la izquierda para ir a buscar Percheles… sin saber muy bien donde estaba. Asfalto, invernaderos, jipis y ni un cartel -hay que preservar estos espacios desconocidos- así que cuando nos parece nos metemos por un camino de tierra hacia el mar, y después de un par de kilómetros pasamos bajo una barrera de las de prohibido el paso levantada, se abren los matojos y ahí estaba, la playa. Fantástica.

 

Vamos hasta el final de la playa y nos subimos por la zona rocosa. Hacemos unas fotos. Contemplamos.

 

Gonzalo coge el coche y entra unos metros en la playa para hacer una foto y al dar la vuelta aprovecha para rodar unos pocos metros en arena. No vamos más allá. La playa esta vallada, y aunque ni la puerta estaba cerrada ni los carteles eran de prohibición sabemos hasta donde podemos llegar.

 

Luego avanzamos por unos caminos de esos que serpentean y se encuentran unos con otros, entre arena fina, rocas cortantes y cantos rodados.

Las ruedas de tacos han levantado el coche unos 20mm y esto aunque parezca poco facilita las cosas. Engranamos la tracción 4x4 y bajamos por una pendiente… bastante empinada, y rodamos por la línea de costa hasta que el camino gira tierra adentro y se hace más y más pequeño e indefinido.

El Panda en su salsa.

 

Cruzamos una rambla y al otro lado nos adentramos en una especie de Selva de Borneo en versión secarral. El Panda -que es muy pequeño- casi no cabe, y las ramas nos hacen su propia decoración sobre el vinilo recién puesto en la carrocería. Las lluvias de días anteriores han escavado de forma desordenada el camino, así que esquivamos algunos agujeros y nos comemos otros. Todo esto a unos 10km/h.

 

Salimos de este territorio inhóspito y nos sentimos lejos de la civilización. Intuimos que el camino sigue y sube ese terraplén. No problem con el Panda. 4x4. Vamos vamos vamos arriba… la cresta… ¡ya estamos!.  A la derecha, el mar azul. A la izquierda… ¡hemos aterrizado en un macrocamping de autocaravanas!

 

Cogemos el camino que parece de vuelta y paramos en Calnegre a tomar algo antes de volver a Lorca.

Acción

Solidaria

20 kilos

de material

escolar

Nuestros

patrocinadores:

bottom of page